[Traducción de Adriana Osa revisada y editada por Esther Gimeno y Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]
It was all very well to say "Drink me," but the wise little Alice was not going to do that in a hurry. "No, I'll look first," she said, "and see whether it's marked 'poison' or not. (Alice's Adventures in Wonderland, Ch. 1)
Los niños que realmente vivieron en la época victoriana, especialmente los que eran pobres, estaban expuestos a la ingesta de sustancias nocivas y aditivos en sus alimentos. Un reformador de la época equiparó los ingredientes de la comida de este periodo al "inventario de algún químico loco y perverso”. La Alicia de la vida real, al no ser pobre, pudo haberse librado de esto, pero, al igual que cualquier niño de hoy en día, habría estado expuesta a compuestos peligrosos en su comida.
En su viaje al País de las Maravillas tanto la comida como la bebida adquieren poderes para transformar el cuerpo humano -aunque se trata de poderes más benignos que los de la vida real. Lo que come y bebe en este país maravilloso la hace crecer y menguar drásticamente. Ya que se trata de una historia para niños y, de hecho, de una historia escrita especialmente para una niña que Carroll tenía en alta estima-, Lewis Carroll se hace cargo de que estos síntomas tan extraños no sean demasiado duraderos. Alicia aprende a utilizarlos y a controlarlos en su propio beneficio, aunque al principio experimentara ciertas dificultades.
En la Inglaterra victoriana y al igual que en la de hoy en día-, una bebida que no estuviera etiquetada como “veneno”bien podía tratarse de algo beneficioso para el que lo tomara. En el País de las Maravillas, sin embargo, y a pesar de los efectos tan bizarros que tienen, beber y comer son procedimientos necesarios para convertirse lo suficiente extraño y retorcido como para caber por las puertas de un mundo igualmente extraño y retorcido.
Last modified 28 June 2008; traducido 18 January 2010