[Traducción de Laura Frutos revisada y editada por Ana González-Rivas Fernández. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. *** = disponible sólo en Inglés]

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n la edición de Mayo de 1995 de la revista Ebony, la reseña de Monique Burns sobre el nuevo libro Retado y Hecho (Dared and Done ) de Julia Marks mostraba el siguiente encabezamiento: “A Cultural Bombshell: Two of World's Greatest Lovers — Elizabeth Barrett and Robert Browning — Were Descendants of Blacks”. Markus afirma que los poetas eran descendientes de propietarios de plantaciones en Jamaica, y llega a tales conclusiones indagando en los curiosos deseos del padre de Barrett Browning (Edward Barrett Moulton Barrett) de que ninguno de sus hijos se casase.

Una de las razones es que deseaba tener a sus hijos en casa y bajo control. Y esto sí fue así. Otra razón era que se sentía algo incómodo con la idea de que sus hijos tuvieran una vida sexual. Un padre que insiste en la pureza de su hija no es raro; pero uno que insiste en que sus hijos no se casen es un caso excepcional. [Ebony 97, tomado de “Retado y Hecho” (Dared and Done]

La mayoría de los expertos han relacionado este deseo del padre con cuestiones religiosas, pero Markus afirma que lo que Edward “no quería era que la familia Moulton Barrett tuviese más descendientes” (Ebony 97). Markus se apoya en las fotografías de Elizabeth y Robert Browning, y en el hecho de que sus amigos los describieron como personas de piel oscura. Markus también usa citas de la propia Elizabeth Barrett Browning describiéndose a sí misma como “pequeña y negra” y confesándole a su prometido cuál creía que era su verdadera ascendencia: “¡Daría diez ciudades en Norfolk (si las tuviese) para tener un linaje más puro que el de la sangre del esclavo!” (Ebony 152). Markus también sostiene que Robert provenía de un linaje similar de propietarios de plantaciones jamaicanas.

Otra prueba que Markus utiliza para demostrar su teoría es la composición del poema “La Huída del Esclavo en Pilgrim’s Point” (“The Runaway Slave at Pilgrim’s Point)”, escrito durante la luna de miel de los Browning. El poema muestra la muerte por asfixia de un niño mulato a manos de su madre esclava, porque su hijo le recordaba a su amo: “Every time I see his face I see that master’s race” “La Huída del Esclavo en Pilgrim’s Point” (“The Runaway Slave”, citado en Ebony 100). Markus ve un paralelismo con la vida de Browning en el intento de su padre de “asfixiar a la siguiente generación” (Ebony 152).

La conciencia de Aurora Leigh sobre su ascendencia se revela de manera casi inmediata al inicio de la “novela en verso”, cuando se convierte en huérfana y se marcha a vivir con su tía. A su llegada, su tía “with two gray-steel naked-bladed eyes/ Searched through my face – ay, stabbed it through and through,/ Through brows and cheeks and chin, as if to find/ A wicked murderer in my innocent face” (I, 327-30). Aurora Leigh también describe la reacción negativa que tiene su tía ante el matrimonio de su padre con su madre, de origen italiano.

Otra referencia implícita en Aurora Leigh a su linaje mestizo aparece durante la proposición de matrimonio de Romney a Aurora:

You gather up

A few such cases, and when strong sometimes
Will write of factories and of slaves, as if
Your father were a negro, and your son
A spinner in the mills. All's yours and you,
All, coloured with your blood ... (II, 192-97)

Esta referencia está de acuerdo con la teoría de Markus sobre la ascendencia de Browning, pero existe un problema mayor, además de la constitución racial de la poeta. ¿Acaso la obra de arte se relaciona de alguna manera con incidentes concretos de la vida del autor? ¿O está Browning simplemente jugando con sus lectores e intentándoles decir algo de manera sutil?

En su libro, Realismo y Poder ( Realism and Power), Alison Lee dice que el New Criticism ve el poema como algo aislado de la vida real de la poetisa: “sostenían que, puesto que la lengua es pública, el poema también se trata de algo público, y que, por ello, tiene poco que ver con la privacidad o los detalles idiosincráticos de la vida del poeta” (22). Uno de los mayores problemas de la autobiografía y la autobiografía ficticia es que el lector nunca sabe cuándo el autor está diciendo la verdad y cuándo la está silenciando. El escepticismo posmodernista decide verlo todo como un falso relato de la realidad. La narración se separa de la verdad, puesto que es el relato de una persona, y representa, por tanto, las opiniones personales y el punto de vista del narrador. La poesía complica el problema porque implica tener en cuenta las “licencias poéticas”: Platón excluye al poeta de su República porque pensaba que la poesía estaba muy alejada de la verdad. Otro problema de la autobiografía reside en que la persona narra su vida a partir de sus propios recuerdos. El estado de ánimo que experimenta la persona en el instante en que escribe tiende a influir en el recuerdo del pasado, de modo que si una persona se encuentra en un estado de depresión es posible que recuerde su alegre infancia como melancólica. Estos problemas difuminan las fronteras entre el arte y la autobiografía y, como veremos, presentan al lector algunas dificultades para interpretar el significado de los elementos biográficos de la narración en relación con la vida real del autor, así como para poder confiar en la narración del propio narrador.

Aurora Leigh comienza con la declaración de que el libro es una “historia para mi mejor yo / como cuando pintas un retrato para un amigo” (I, 4-5). Esta afirmación introduce dos problemas principales: la consideración del libro como historia y del libro como retrato. Una historia suele incluir algunos elementos ficticios, pero su declaración de que es similar a un auto-retrato para un amigo sirve de alerta. Un autorretrato normalmente representa al retratado de la mejor manera posible, pero, al hacerlo para un amigo, el artista debe ser incluso mucho más precavido. El lector también debe ser cauto, porque el autor se presenta a sí mismo a través de un personaje ficticio. ¿Acaso este personaje ficticio, que es una destacada poetisa, está intentando representarse a sí misma en su mejor versión? ¿Está la autora, que es también una destacada poetisa, intentando representarse en su mejor versión?

Como declara Browning en su ensayo autobiográfico: “Atisbos de mi vida personal y mi carácter literario” (“Glimpses into My Own Life and Literary Character”), “ser el cronista de uno mismo requiere, generalmente, una vanidad extrema y, muy a menudo, un sentimiento instintivo que mueve al alma del hombre a recuperar los recuerdos de su vida desde el oscuro y brumoso océano del olvido” (citado de Sanders, 56). Ya a la edad de catorce años Barrett Browning reconoce esta “vanidad extrema” inherente a una autobiografía.

A partir de los registros de su vida descubrimos que la madre de Browning murió cuando Elizabeth tenía veintidós años. Sin embargo, en Aurora Leigh , la madre de Aurora muere cuando ella tiene solo cuatro años. La prematura muerte de su madre en Aurora Leigh refleja los sentimientos de Browning ante la pérdida de su propia madre, que la protegía en su indefensión infantil debida a su estado convaleciente. 2 Browning describe a la madre de Aurora como una madre generosa y cariñosa, pero cuando mira el retrato que le hicieron después de morir, se la imagina como un

Ghost, fiend, and angel, fairy, witch, and sprite,
A dauntless Muse who eyes a dreadful Fate,
A loving Psyche who loses sight of Love,
A still Medusa with mild milky brows
All curdled and all clothed upon with snakes
Whose slime falls fast as sweat will .... [I, 154-59]

Estas imágenes son diferentes representaciones –la mayoría nada favorecedoras- de las mujeres en la literatura escrita por autores masculinos. No obstante, Aurora reconoce que no todas estas proyecciones imaginarias se refieren a su propia madre, porque, después de describirlas todas, dice:

Or my own mother, leaving her last smile
In her last kiss upon the baby-mouth
My father pushed down on the bed for that —
Or my dead mother, without smile or kiss,
Buried at Florence. [I, 164-68]

Evidentemente, Browning distingue aquí entre su imaginación y la realidad.

Browning describe con igual amabilidad al padre de Aurora, que también muere cuando Aurora es todavía joven. La muerte prematura de su padre difiere de su vida real, dado que Edward Barrett llegó a vivir hasta 1857, cuatro años antes de la muerte de la autora. La poetisa tenía una relación muy cercana con su padre, al igual que Aurora. Ambos padres apoyaban y animaban a sus hijas en sus inquietudes literarias y educativas. Browning leía de manera voraz durante su infancia, estudiando la mayoría de los textos en sus lenguas originales. Su padre la ayudó financiando la autopublicación de Batalla de Maratón (The Battle of Marathon) cuando tenía tan solo catorce años. Browning, al igual que Aurora, podía decir que su padre “taught me what he had learnt the best /Before he died and left me –grief and love” (I, 185-86).

Después de desafiar a su padre y de huir en secreto con Robert Browning, el apoyo de su padre cesó, ya que éste desheredó a todos sus hijos casados. El daño que sufrió esta relación puede ser la razón por la que Browning decidió que el padre de Aurora muriese tan pronto en la novela. Si no fuera por las evidencias que confirman que Edward Barrett desheredó a Browning, no sabríamos que ella reprimía su ira ante la negativa de su padre a comunicarse con ella, y que proyectó su enfado en la prematura muerte de su figura paterna en la ficción.

El cortejo entre Romney y Aurora Leigh nos aporta una interesante perspectiva, positiva y negativa, de las relaciones amorosas de Elizabeth Barrett Browning. El destino desafortunado de Romney hacia el final del poema crea un paralelismo entre la historia narrada y la vida de la autora. La pérdida de la propiedad que Romney había heredado del padre de Aurora se corresponde con la pérdida de Hope End de los Barrett en 1832. La primera relación de Elizabeth fue con un erudito griego invidente llamado Hugh Stuart Boyd. En las entradas de su diario relativas a esta relación, Barrett Browning describe sus sentimientos no correspondidos. De acuerdo con Laurelyn Douglas, “Durante un año [Barrett Browning] calcula la amarga diferencia entre los sentimientos de él y los de ella, y se pregunta si llegará a ser correspondida algún día” (Douglas). Esta relación cauterizó su corazón, llevándola a descubrir que “su capacidad femenina de sentir era una carga y deseaba que pudiese sentir menos” (Douglas).

Antes de poder corresponder el afecto de su primo, Aurora Leigh debe conseguir su objetivo de convertirse en una gran poetisa, para demostrarle a Romney que las mujeres son capaces de escribir grandes obras poéticas. Pero, esto supone un problema para el lector, que sólo cuenta con la experiencia de Aurora y su relato de los hechos. Puede que Aurora esté actuando con arrogancia, pues, después de convertirse en una poetisa de éxito, escribe su autobiografía para uso personal.

Of writing many books there is no end;
And I who have written much in prose and verse
For others' uses, will write now for mine — (I, 1-3)

Aurora tiene que recordarse constantemente su orgullo cuando habla sobre su poesía: “Aurora Leigh, be humble… Aurora Leigh: be humble” (V, 1, 42). También explica las razones por las que no escribe en otras formas literarias, y prefiere siempre la poesía:

I will write no plays;
Because the drama, less sublime in this,
Makes lower appeals, submits more menially,
Adopts the standard of the public taste... (V, 267-70)

¿Está Aurora tergiversando la realidad por razones poéticas? El destino de Romney parece algo irreal; una sola desgracia podría seguir siendo realista, pero quedar ciego y perder el hogar al mismo tiempo parece demasiado desafortunado para un hombre que tan sólo quería amar a Aurora. Puede que estos eventos estén haciendo alusión a la vida de la propia Browning: la ceguera de Romney es paralela a la ceguera de Boyd, y la pérdida del hogar de Romney es similar a la de los Barretts con Hope End debido a la crisis financiera de Edward Barrett.

Browning no parece tener ninguna otra relación hasta que un hombre llamado Robert Browning le envía sus felicitaciones por su trabajo en Poemas (Poems). Aurora Leigh finalmente acepta el amor de Romney después de que él acepte su poesía y reconozca su equivocación en lo que respecta a la capacidad de las mujeres para escribir en este género literario. Su anterior relación con H. S. Boyd y su estado convaleciente la llevaron a preguntarse “qué tipo de regalo haría su corazón a Browning, dado que ya no era joven (tenía treinta y seis años), había estado inválida durante seis años, [y] tenía un espíritu roto por la culpa y la pena” (Douglas). Después de que Robert se ganase su confianza, las cartas de su cortejo les dieron fama como apasionados amantes y dieron como resultado una colección de poemas de amor, Los Sonetos de la Portuguesa ( Sonnets of the Portuguese ), llamados así por el apelativo cariñoso con el que Robert se refería a Elizabeth. Este apodo, de manera accidental, apoya la teoría de Markus sobre los rasgos exóticos y la tez más oscura de Browning.

Como hemos podido ver a través de estos paralelismos, las obras de un autor están estrechamente relacionadas con los eventos de su propia vida. Sin embargo, el lector todavía necesita despejar las licencias artísticas para encontrar los pequeñas retazos de información que pueden revelar nuevos datos sobre el autor. Las comparaciones con algunos detalles biográficos permiten al lector descubrir si éstos últimos son verdaderos o no. El lector también debe tener presente el estado mental del escritor durante la redacción de la obra. El género de la autobiografía añade una complicación adicional con los escritores victorianos, y especialmente con las escritoras victorianas. Las mujeres no debían adentrarse en la vida pública, y mucho menos escribir sobre su vida personal en una publicación. No obstante, después de lograr reconocimiento por su escritura, las mujeres tenían una ventaja, pues desde el momento en el que empiezan a escribir sobre sí mismas muestran un mayor interés que los hombres en sus facetas no oficiales” (Sanders 54). De acuerdo con Sanders, en su ensayo autobiográfico Elizabeth Barrett Browning sintió la necesidad de “justificar su posición sin, de ninguna manera, desafiar las expectativas para con su género, y sin merecer las acusaciones de vanidad que tanto la molestaron a lo largo de su Ensayo” (57).

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Creado 2003; traducido 10 julio de 2015