[*** = en inglès. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

Thomas Carlyle alude a los acuñadores en su ensayo titulado “La estatua de Hudson” a medida que vuelve su atención hacia la falsa reverencia en la construcción de las estatuas en Inglaterra. El Diccionario inglés de Oxford define al acuñador como:

Carlyle escribe, “los falsos reyes han de afeitarse sus bigotes y volar como acuñadores, y ¡es un mundo que se ha vuelto loco miserablemente al conceder erróneamente la aprobación!”. Con frecuencia habla del dinero y de su relación con la falsedad. Los reyes a los que se refiere son caballeros británicos ricos que fundan la construcción de estatuas en honor a las diversas figuras históricas. Carlyle cree que la verdadera reverencia procede del reconocimiento entusiasta de la reverencia por la figura representada. En su ensayo y con el fin de explorar esta idea, usa una combinación de las definiciones de los acuñadores.

En un contexto Carlyleano, la segunda definición del acuñador significaría que los caballeros acaudalados son como aquéllos que fabrican monedas falsas. Irónicamente, estos ingleses utilizan un dinero completamente válido; son sus intenciones las que están vacías de significado. Sólo extienden su dinero, sin ninguna emoción tras la acción, ante el escultor quien es verdaderamente un “fabricante diestro”. El caballero británico adinerado encaja bien en la última definición. Carlyle usa la palabra acuñadores para retratar a aquellos miembros de su sociedad que simplemente aportan dinero para la creación de estatuas, glorificando indiscriminadamente a cualquier personalidad pública. Ellos forman un grupo semejante a los falsificadores de dinero en cuanto a su irreverencia, sustrayendo de los resultados imponentes del arte la verdadera veneración.


Thomas Carlyle

Modificado por última vez en octubre de 1993; traducido el 27 de noviembre de 2012